Javier Ciga

Autorretrato
Javier Ciga, Autorretrato (1912)

Javier Ciga Echandi (Pamplona 1877 – 1960). Exceptuando los paréntesis correspondientes a la estancia madrileña y parisina, la vida de Ciga transcurrió en Pamplona dónde fue agente activo tanto en el campo cultural, pictórico y político. Además de esta ciudad, su vida quedó vinculada a Baztan, por lazos familiares, afectivos y artísticos, ya que incasablemente pintó una y otra vez su paisaje, sus tipos y sus costumbres.
Figura fundamental del panorama pictórico navarro de la primera mitad del siglo XX. La obra de Ciga, hunde sus raíces en el Romanticismo y en el Realismo, del primero tomará su amor a la tierra y a las gentes que inspiraron su obra, del segundo su obsesión por plasmar la realidad y llegar a la perfección, superando el academicismo. La pintura de Ciga, parte del rigor técnico y del oficio bien aprendido, y trasciende a una Pintura con mayúsculas, equilibrada, serena sin estridencias, donde con inigualable maestría pinta prácticamente todos los géneros y técnicas.

Además de su faceta de pintor, sobresale la de docente, como maestro de maestros, proyectándose su influencia en la siguiente generación.

Otro aspecto importante fue su compromiso político. Fue defensor de la lengua y cultura vasca y participó activamente en prácticamente todas aquellas instituciones afines a esta causa. Desempeñó el cargo de concejal en el Ayuntamiento de Pamplona por el Partido Nacionalista Vasco al cual estaba afiliado. A sus 61 años, en 1938, es detenido, torturado y encarcelado, durante año y medio.

El ser conforma e impregna su obra, dándole un carácter existencialista que nos lleva a calificar su pintura como REALISMO TRASCENDENTE o METAFÍSICO, en su acepción literal del término. Por encima de todo, Javier Ciga fue PINTOR DE ESENCIAS Y VERDADES E INTÉRPRETE DEL ALMA Y DE LA SOCIEDAD DE SU TIEMPO.